martes, 1 de noviembre de 2011

El Estrés y Los Peces

El estrés es una condición en la que un animal es incapaz de mantener un estado normal fisiológicamente debido a varios factores que afectan de manera adversa su bienestar.

Los peces que mantenemos en nuestros acuarios son altamente susceptibles al estrés debido a que los mantenemos en un entorno cerrado. Muchos agentes infecciosos se pueden multiplicar rápidamente y atacarlos con facilidad provocándoles enfermedades o la muerte en el peor de los casos. Esta situación no se encuentra en la naturaleza ya que, al vivir los peces en enormes volúmenes de agua en constante circulación, los agentes infecciosos se mantienen en mínimas proporciones dándole oportunidad al sistema de defensa del pez de mantenerlo saludable.

Sin embargo cuando en la naturaleza, alguna de las distintas variables sufre algún cambio repentino; como puede ser el pH, niveles de oxígeno, alcalinidad, pureza, etc; el pez sufre un debilitamiento en su sistema inmunológico debido al estrés causado por estos cambios en las condiciones ambientales y sucumbe ante el ataque de cualquier agente infeccioso.

El estrés es la causa más grande de enfermedades en los peces.

Son diversos los factores que producen estrés en los peces, entre ellos podemos destacan los siguientes:

  • Químicos: Pobre calidad de agua, contaminación, composición de la dieta, nitrógeno y otros desperdicios metabólicos.
  • Biológicos: Sobrepoblación, incompatibilidad de especies, microorganismos, macroorganismos.
  • Físicos: Temperatura, iluminación inadecuada, sonidos, gases disueltos.

El manejo de animales acuáticos dentro y fuera de su hábitat natural siempre trae consigo grandes dificultades. Se producen cambios muy importantes en el pez a nivel conductual y fisiológico. Por lo general, el pez presenta una fase inicial de respuesta a la tensión o estrés seguido de una fase de adaptación o resistencia a la causa del estrés. Dependiendo de la magnitud y duración de la causa del estrés, ésas dos fases son seguidas de una tercera fase de agotamiento, en la que la salud o la vida del pez puede estar en peligro.

Existen muchas señales que denotan el estrés en un pez. Entre las señales externas –que son las que podemos apreciar a simple vista- se encuentran:

  • Ataxia: Es el nado al azar, sin rumbo. Frecuentemente el pez nada a mucha velocidad en pequeños arranques y con muchos cambios de dirección. Puede ser acompañado por giros corporales repentinos y nadando incluso al revés.
  • Taquiventilación: Es detectada por los rápidos movimientos de los opérculos.
  • Cambio de color: Esto lo logran porque controlan la distribución de los cromatóforos de la piel. Tanto por medio del sistema nervioso como de  la pituitaria. Los cromatóforos pueden contener diferentes pigmentos que, aunados a la iluminación y oscuridad, pueden hacer cambiar de color al pez en distintos grados.

Entre las señales internas de estrés en los peces podemos enumerar las siguientes:

  • Efectos sobre el ritmo cardiaco: El pez es capaz de inhibir uno o más latidos del corazón en respuesta a un estímulo. Condiciones más estresantes para el pez producen efectos más prolongados.
  • Efectos hematológicos: Pueden incluir hemoconcentración y hemodilución; aumentar la cantidad de eritrocitos; aumentar o disminuir los niveles de cloro, sodio, potasio y otros niveles de iones.
  • Efectos hormonales: Intervienen principalmente dos grupos de hormonas; las catecolaminas y generalmente el cortisol.

Algunas medidas útiles para combatir el estrés en nuestros peces son las siguientes:

  • Procurar estabilidad del pH del agua.
  • Mantener una excelente calidad de agua. En especial revisando el amoniaco, nitrito y nitrato.
  • Mantener una temperatura constante y adecuada a las especies de peces que se tiene en el acuario.
  • Brindar refugios a los peces ya sea con plantas –naturales o artificiales- troncos, raíces, etc.
  • Montar un acuario de dimensiones adecuadas a las especies de peces que vamos a mantener.
  • Proporcionar una alimentación variada a nuestros peces.
  • Evitar el contacto de sustancias o gases tóxicos en el agua.
  • No asustar, lastimar u hostigar a los peces.
  • Mantener una población de peces adecuada a las dimensiones del acuario y los requerimientos de la especie, evitando la sobrepoblación y/o incompatibilidad de especies.
  • Evitar el uso de medicamentos y algunos tratamientos para el agua en el acuario.
  • Mantener una iluminación y fotoperíodo adecuado para las especies que vivan en nuestros acuarios.


Bibliografía
Fenner, RM. The Conscientious Marine Aquarist. TFH Publications. Neptune City, NJ; 2001.
Ross, Lindsay G. BSc, PhD; Ross, Barbara BSc, PhD. Anaesthetic and Sedative Techniques for Aquatic Animals. Third Edition. Blackwell Publishing. 2008.
Val, Alberto L.; De Almeida, Vera María F-Val; Randall, David J. The Physiology of Tropical Fishes. Academic Press.
Fish Stress and Disease Overview. FishVet, Inc.
Stress, It´s Role In Fish Disease. University of Florida.  




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